Un buen día descubrimos ‘La Más Bonita’. Bueno, en realidad dimos con ella mucho antes de acercarnos porque fue uno de los sitios en Valencia que desde el primer día cuidó mucho su presencia en redes sociales, participó en acciones como la ‘vivir en un escaparate‘ por Influencity y fomentó que sus clientes compartieran su experiencia en el establecimiento. ¡Vamos, qué literalmente babeábamos por los dulces manjares que todos compartían en Facebook, Instagram…!
La Más Bonita es de esos sitios que a mi me recuerdan al mar, los fines de semana slow con mucha tranquilidad, los días de verano en la playa, los paseos bajo un sol radiante… Quizás por los colores azul pastel con blanco, la decoración o el ambiente relajado que transmiten, pero cuando más me apetece ir es llegando el buen tiempo. ¡Qué ganas tengo de buen tiempo y volver a ir! (Nota: dejo estos mensajes a lo largo de los post con la firme esperanza de que Carballo se de por aludido)
Dónde está La Más Bonita
La primera vez que estuvimos fue en el establecimiento que tienen en Ruzafa (bastante alejado de la playa), con un rollito más dulce y contando con el estilo que les caracteriza en un local mas o menos estándar; y más tarde descubrimos que existe otro en la playa de la Patacona en Valencia, en él buscamos un rollito más salado. Si el primero ya nos gustó por la ubicación, entre otras cosas, el segundo nos enamoró por esa entrada a modo de terraza en primera línea de playa. Desayunar, brunchear o simplemente disfrutar de la puesta de sol un domingo de verano desde esa terraza es…¡de 10!
El establecimiento de la Patacona es bastante más grande porque no sólo tiene terraza en la entrada y amplitud en el interior sino que en la parte trasera hay un patio enorme. Suele estar bastante lleno, lo suyo es esperar en la puerta (donde tienen una pequeña recepción) o llamar la atención a algún camarero y decirle en qué zona quieres estar. Seguro que das con una mesa o un hueco en los sofás rollo chill out que tienen.
Qué comer en La Más Bonita
La carta es de lo más variada. Ahora mismo lo que me viene a la mente es su tortilla de patata ultra grande en grosor. Ni idea cuántas patatas o huevos había, y olvidamos preguntarlo. Como puedes imaginarte, cuando la vimos Carballo ni se lo pensó… ‘¡pincho de tortilla, por favor!’. Confirmamos que no sólo por las dimensiones o la presentación, cuidando hasta el más mínimo detalle, tenía la fama que tenía. Estaba de-li-cio-sa. Junto al pincho de tortilla incluyeron rebanadas de diferentes panes (blanco, de centeno, multi-cereal…) acompañado de un bol pequeño de tomate recién rallado. La mejor forma de disfrutar de un pincho de tortilla EVER.

Las bravas de La Más Bonita
Allí no sólo puedes desayunar sino que están preparados para que te des todo un homenaje calórico con un buen trozo de diversas tartas (chessecake, oreo, zanahoria, coco, chocolate, calabaza… ¿se les puede ocurrir alguna más?). En las mesas vi varios siropes que me llevaron a lo cierto: había pancakes o, como yo prefiero llamarles, tortitas. Yo soy infinitamente muy fan de las que se hacen en La Morada pero me anime porque así probábamos varias cosas. Como quizás era de pensar no me entusiasmaron, mi listón está muy alto, pero la nata que acompaña o la diversidad de siropes (fresa, arce, chocolate, caramelo…) pueden mejorarlas.
La tarde que merendamos en La Más Bonita de la Patacona íbamos con un rollo más salado y optamos por darle una oportunidad a las bravas. Son como el básico que te pides para ir entrando en materia y el aperitivo perfecto para acompañar una Coca Cola o cerveza. No nos sorprendieron pero tampoco son las peores que nos hemos encontrado (y eso que hemos catado unas cuantas, por ahora el TOP1 de bravas se lo lleva Doña Petrona). La principal pega que le encuentro es que las patatas parecían congeladas y eso no mola nada. Para completar la tarde nos pedimos un bocadillo de tomate seco, queso de cabrá y cebolla pochada, y otro de pollo, tomáte rallado y canónigos. Nos quedamos completitos pero no especialmente sorprendidos, la verdad.
Dicho esto aún nos queda carta por probar: los zumos naturales, los smoothies, las cookies o tratas, los sandwiches… De sólo darme una vuelta por Instagram, me faltan días y estómago para catar todo.
El éxito de La Más Bonita
Con el tiempo, La Más Bonita ha diversificado negocio y no sólo triunfan por su comida sino también por su imagen corporativa, que han conseguido plasmar de una forma tan guay y personal en todo tipo de merchandising (camisetas, capazos, tazas, delantales… ). Producto que por su puesto puedes adquirir en el propio establecimiento o a través de su página web. Los días en que una empresa te regalaba bolis con su logotipo y tu lo dejabas en lo más profundo del cajón más recóndito de tu escritorio han acabado.
Además siguiendo con el look&feel entre hedonista, ibicenco y cultural tienen su propia revista “La Más Bonita Magazine” y es sorprendentemente buena. La puedes leer y llevártela gratis y hay muchos ejemplares en cada local. En ella hablan con distintas personalidades valencianas y “mediterráneas” además de tratar un montón de temas que casan con el rollo de los establecimientos. Es un poco como las revistas dominicales de estilo de vida que vienen con los diarios.
A veces me pregunto si realmente ese es el éxito de La Más Bonita: una imagen corporativa muy bien cuidada e implementada.