Madrugar no es un problema, y como buscando el coche en días anteriores pasamos por el delante del Mama’s y vimos que se formaban unas colas impresionantes en nuestro quinto día quisimos tomarnos la mañana con calma y disfrutar de un buen desayuno en uno de los locales de moda en San Francisco. Así que a eso de las ocho de la mañana estábamos en la puerta y sólo se nos habían adelantado unas 20 personas. Y como nos habíamos tomado el día como un pequeño paréntesis, pasamos el resto del día disfrutando con calma de la ciudad.
Desayuno en Mama’s de San Francisco
Si eres de los viajeros que disfruta viviendo la esencia cultural del país que visita, en el caso de Estados Unidos y especialmente el de San Francisco eso se traduce en no perderte ni un sólo brunch. Y aquí es cuando tienes que apuntar una visita obligatoria al mítico Mama’s, donde si no esperas una hora de cola no lo vives 100%. Encontrarás Mamás en una de las esquinas de Washington Square. Un restaurante/cafetería no muy amplio pero con un ambiente más que agradable y yo diría que hasta familiar.
- La cola del Mama’s se pone realmente fea
- Los huevos benedictinos
- El sandwich Montecristo, increíble
- Pancakes del Mama’s
Si vas, toma nota de algunas de las siguientes recomendaciones:
- Lleva cash. No admiten pago con tarjetas de crédito ni cheques.
- Abren a las 8am y cierran a las 3pm. Si vas en fin de semana, sábado o domingo, levántate pronto y ve preparado mentalmente para una hora de cola que ordenada y pacientemente la gente hace. Tip: para amenizar la espera, suele salir una camarera a tomar nota de bebidas. No quieren desmayos por falta de cafeína en el cuerpo. A nosotros nos pasó algo curioso porque precisamente hablando con la camarera descubrimos que justo la pareja que iba detrás de nosotros eran españoles y, evidentemente, la espera se hizo mucho más amena contrastando el planteamiento del viajes, sitios que ver y cosas que hacer en la ciudad… Al final esa hora de espera impaciente por desayunar hizo que compartiéramos mesa. @Itogui y @Firas.ata habían arrancado su viaje en Los Ángeles, donde alquilaron un Ford Mustang y diseñaron una ruta que les llevaría por la costa Oeste, San Francisco hasta Las Vegas (si mal no recuerdo).
- Al entrar o estáis los que vais a sentaros en la mesa o no os dejan pasar. Es decir, si tu acompañante en el momento de entrar ha ido a poner dinero al parquímetro olvídate de pasar hasta que vuelva.
- Qué pedir. La carta es bastante amplia, no en balde son muchos años de historia. Sinceramente todo tenía una pintaza increíble y creo que, elijas lo que elijas, en tu mente debes tener siempre que el plato será súper abundante. Hambre no pasas. Nosotros nos decantamos por un MonteCristo con un batido de zumos y eso fue GLO-RIA. Nuestros compis de mesa se pillaron unos huevos benedictinos, tortilla francesa con salmón y pancakes (alucinantes -al gusto si las quieres con sirope de arce-).
Ejercicios en Washington Square
Cuando acabas del Mama’s creo que tienes dos opciones: salir rodando o dar un paseo colina arriba/colina abajo. O, precisamente, en la zona de Washington Square unirte a un grupo de japoneses y chinos practicando ejercicios matutinos. Al final esa zona es un pequeño espacio verde donde familias y niños, jóvenes y mayores realizan actividades al aire libre. Es verdad que no tiene las mismas dimensiones que otros en San Francisco como la zona de Presidio o el Golden Gate Park pero igualmente es un oasis en mitad de una zona muy urbanizada.
Mientras esperábamos por entrar a Mama’s veíamos al grupo haciendo sus movimientos armónicos y pausados. Se les veía relajados. Fue curioso ver estas cosas porque parece que son tópicos exagerados en las películas pero no, a las ocho de la mañana estaban allí no menos de 20 personas haciendo sus ejercicios matutinos.
Paseo, compras y arreglando cosas en Chinatown
Cuando terminamos de desayunar aprovechamos que nuestro hotel estaba en Chinatown para pasear un poco más por el barrio, además conseguimos unas tarjetas SIM para poder utilizar nuestros móviles y poder llamar a casa y hablar con nuestros padres aunque fuera vía Skype (menudo show) y aprovechar mucho mejor los GPS y distintas apps que nos guiaban y ayudaban a encontrar los lugares.
Por cierto, recomendamos encarecidamente conseguir una tarjeta SIM en alguna tienda de Chinatown, fuimos a las operadoras habituales y ninguna contemplaba nada que nos sirviera, al final conseguimos unas tarjetas de la operadora NET10 con varios Gigas de datos en conexión 4G siempre a máxima velocidad por 45$, algo caro, pero vale mucho la pena. Cuando visitamos algunas tiendas de operadoras o incluso un supermercado de electrónica no hubo manera de conseguir nada interesante ni por precio, ni por prestaciones.
Hicimos algunas compras de souvenirs más, vimos las tiendas con animales vivos (¡qué yuyu!) y seguimos nuestro día de la tranquilidad conduciendo hasta el Golden Gate Park porque Carballo quería ver los bisontes americanos que tienen allí.
Golden Gate Park, el Central Park de San Francisco
Mas o menos a la hora de comer estábamos ya en el Golden Gate Park, este parque, a pesar de su nombre, no está nada cerca del Golden Gate pero incluye algunas de las atracciones que San Francisco ofrece al turista medio. Aparcamos mas o menos a medio parque ya que su longitud es de casi cinco kilómetros y nos fuimos al Bison Paddock, una zona bastante grande donde la ciudad mantiene a unos cuantos bisontes, esos animales que vemos en las películas del oeste y que fueron casi exterminados durante la conquista del oeste. Por suerte la especie se recuperó y hoy en día la ciudad de San Francisco quiso rendirles tributo con este espacio. Nosotros contamos al menos 4 bisontes, lo cual fue un poco decepcionante, pero es un bonito detalle.
Comimos cerca del Bison Paddock, dimos alguna vuelta para ver si había más bisontes y por poco perdemos la cabeza por los frisbees lanzados por la gente que jugaba en el (maxi)golf para frisbees, efectivamente, un campo de golf pero en vez de un agujerito había una especie de canasta metálica suspendida a un metro de altura y en vez de bolas y palos, se utilizan frisbees entre los árboles, pequeñas montañas y riachuelos. Menos mal que la gente en San Francisco es muy civilizada y solo nos dieron un grito y se lo tomaron a broma. La verdad es que la zona estaba señalizada, pero sólo cuando ya estás allí mismo “Cuidado con los frisbees, usted está en un Frisbee Golf Camp“. Pues muy bien.
Paseamos cerca del Spreckels Lake y subimos hasta la zona del Spreckels Temple of Music, intentando y no consiguiendo entra en el Japanese Tea Garden porque ya habían cerrado. Es importantísimo acostumbrarse rápidamente al horario de los EEUU porque si no ocurren estas cosas, que te cierran cosas. El caso es que ya estaba bajando el sol y no tardamos nada en volver al coche, ir a cenar algo y a dormir. Por fin un día tranquilo, con conexión 4G y un buen paseo.