Tras una semana paseando por San Francisco y sus aledaños nos disponemos a visitar lo que a priori debería haber sido más importante para dos geeks como nosotros, pero lo dejamos para el final: las sedes de las grandes empresas tecnológicas. Visitamos el Apple Loop, entramos y disfrutamos mucho del GooglePlex y luego volvemos a San Francisco para visitar los Twitter HQ. Además, aprovechamos que a media tarde estamos libres para subir a las impresionantes Twin Peaks y atravesar por Presidio Hill para flipar con las vistas del Golden Gate.
Nos vamos de Ruta Geek por Silicon Valley y San Francisco
La verdad es que el alquiler del coche lo hicimos sobre todo pensando en esta ruta geek, ya que, a pesar de lo que mucha gente cree, “Silicon Valley” es enorme y cuando nos hablan de que las empresas tecnológicas están en San Francisco, podríamos decir que es básicamente mentira ya que llegar a Apple o Google nos costó más o menos una hora en coche. Sería como decir que las empresas tecnológicas están en Valencia, pero luego las oficinas realmente están en Albacete. El alquiler del coche nos valió bastante la pena porque pudimos organizarnos el día por Mountain View y Palo Alto, ir a nuestro ritmo y pasar de autobuses turísticos.
Visto desde fuera podemos pensar que estas empresas reciben centenares de visitas de turistas y curiosos en sus sedes que simplemente admiran sus productos o que aprovechan un viaje a la costa oeste de USA para “pasar por allí”, pero también es cierto que son oficinas. Ahí trabaja gente. No son un parque de atracciones de startups donde ir a hacerse fotos. Por eso, realmente sólo puedes llegar hasta la puerta donde si no te acreditas y estás allí por algo, simplemente te invitan a largarte. Por suerte, nosotros pudimos entrar en el GooglePlex y en los Twitter HQ, pero las oficinas de Facebook o Apple sólo pudimos verlas por fuera ya que no conocíamos a nadie que nos invitara a entrar.
Apple Loop, la meca de los fanboys
Como buenos fanboys que somos la primera parada obligada fue en el famoso Apple Loop, la sede de la empresa de la manzana con tan malísima suerte que la única zona visitable si no eres trabajador estaba cerrada, la Apple Store. Como sabíamos por amigos y blogs de Apple, la tienda que tienen en su sede se encontraba en obras por lo que vimos la famosa entrada de Apple, con su cartél, su logo y un enorme mamotreto negro para que nadie sepa qué traman dentro de la tienda. Un poco decepcionante, pero más o menos lo que esperábamos. Así que le dimos la vuelta al edificio, nos hicimos las fotos de rigor en su cartel de la entrada y nos fuimos.
Es curioso ver que una empresa cuya valoración es superior a la de muchos países, no precisamente pequeños, tiene una sede a la que le puedes dar la vuelta en 15 minutos. Evidentemente, todos los trabajadores de Apple no trabajan en la sede, y esta se compone de un campus mucho mayor con bastantes edificios pero la verdad es que el Apple Loop es más bien pequeñajo para la enorme genialidad que sale de allí en cada Keynote. Eso si, el ajetreo de trabajadores es incesante, todos casi de uniforme con sus MacBooks y iPads a cuestas.
Al menos visitamos lo que para nosotros es casi la meca, como buenos usuarios de Apple que somos esta visita y encontrarnos con el Moscone Center en medio de San Francisco fue delicioso.
Bagels coffee, un descansito en Palo Alto
Antes de acercarnos al Apple Loop y debido a que habíamos madrugado un poco para intentar evitar los famosos atascos a la salida de San Francisco, cosa que conseguimos, nos tomamos un café y unos bagels en el Bagels Coffee que hay justo frente a Apple. Además, habíamos leído que muchos trabajadores de Apple suelen acercarse allí porque lo que sirven está bastante bueno. Así que nos pedimos un café y unos bagels de colores… ¡Qué cosa más rara! ¿Sabéis esas cosas similares a la mantequilla que salen en los Simpson pero son de colores? Pues nos pedimos una de strawberry y no sabía a otra cosa que no fuera grasa dulce. Una locura. Bastante bueno, pero con dos o tres hay que hacerse un bypass seguro.
Allí nos encontramos con otro grupo de valencianos (la terreta conquista el mundo!) que estaban haciendo un tour similar al nuestro pero sin GPS ni nada, estuvimos hablando con ellos un rato y dándoles algunas indicaciones antes de seguir nuestra ruta.
Google Plex, la sede de Google en Mountain View
El plato fuerte del día (sin contar los bagels) fue visitar GooglePlex. Gracias a Jordi (el colega con el que cenamos Birmano) pudimos sacarnos unos pases de visitantes y flipar con las oficinas de la empresa del buscador. ¡Menudo campus tienen allí montado! Entramos dentro de varios edificios donde casi todo el espacio es diáfano y los trabajadores tienen libertad total para decorar sus puestos, puestos que además incluyen todo tipo de comodidades como mesas y sillas ajustables (se puede trabajar de pie) y, por supuesto, las famosísimas zonas de recreo con máquinas arcade, zonas de gimnasio e incluso cintas de correr con mesa para currar mientras se corre. Curiosamente, la mayoría de gente parecía demasiado atareada como para estar jugando, sin embargo, Jordi nos aseguró en todo momento que aquello no era postureo, que si te apetecía jugar toda la mañana tu jefe no iba a reñirte por ello mientras tus objetivos de trabajo se cumplieran.
Como era de esperar, cuando Jordi nos mostró su puesto de trabajo flipamos mucho con todos los adornos y con las genialidades y curiosidades que pueden llegar a darse en empresas que ofrecen total libertad a cambio de resultados y trabajo. Allí estaban los famosos animales que se utilizaron en la presentación de la app Photos y que terminaron en la mesa del jefe del proyecto. Pero aquello no era el alma de Google, aquello era un edificio a un lado del campus por lo que cogimos las famosas bicis de Google y pedaleamos hasta el GooglePlex, la zona central de las oficinas de Google donde todo nos resultó mucho más reconocible.
Pasear por el campus de Google es simplemente impresionante, está todo lleno de curiosidades y de grandes chorradas; que si sillas gigantes, que si hamacas para echarse una siesta, cocodrilos de broma, ríos artificiales, pistas de básquet, restaurantes… Todo ellos siendo en su mayor parte aprovechado por mucha gente para tomarse un respiro pero también para tener una reunión en un sitio menos frío que una sala de reuniones con un proyector o para trabajar al sol. La verdad es que el ambiente laboral que se respira en Google es envidiable. Supongo que todos los trabajos tienen sus miserias, pero son menos miserias cuando puedes sacar el portátil a una hamaca colgada entre dos árboles a la puerta de tu oficina y su jefe va allí sin problemas a pedirte algo necesario “para ayer”.
Aprovechando nuestro pase de invitados pudimos comer en una de las hamburgueserías del Google Plex (oye, menuda calidad! Qué cáterings ni qué leches!) y luego nos dimos una pequeña vuelta por la cafetería/auditorio donde realizan reuniones semanales en la que los jefazos bajan al mundo real y comentan el devenir de la empresa con bastante detalle y transparencia. Al preguntarle a Jordi porqué si todo era tan sumamente público y transparente no había filtraciones nos respondió algo tan obvio que casi parecía broma: Si filtras algo te despiden ¿os gustaría que os despidieran de esta empresa? Ni. De. Coña.
Jugando con los monigotes de Android
En Google tienes mucha libertad para organizar tu día pero por desgracia nuestro anfitrión tenía una reunión y tuvo que dejarnos solos así que se acabó lo de entrar a la gran mayoría de edificios, aunque la verdad es que habiendo visto gran parte del GooglePlex (prohibido hacer fotos dentro, por supuesto) y algunas zonas de trabajo, nos despedimos muy agradecidos de Jordi y fuimos hacia la zona donde trasladan los monigotes/mascotas de Android cuando sale una nueva versión. La versión actual siempre está en el GooglePlex, pero las anteriores las dejan en otra zona donde poco a poco se van a ir quedando sin espacio. Todo esto en bicicleta, porque la sede de Google es enorme. Como un pueblo pequeño.
La tienda oficial de Google
Nuestra última parada en Google fue en la tienda que tienen disponible. En ella se pueden encontrar un montón de cosas con el logo de Google, Chrome, Android… Hay sudaderas, tazas, pegatinas, llaveros, bolis, camisetas, incluso juegos de mesa y cosas para niños. Es que es la típica tienda que uno se encuentra a la salida de un museo pero en este caso hablamos de una empresa tecnológica. Es extraño a su manera. Compre camisetas, tazas y algunos souvenirs varios (además de regalos para amigos y conocidos). A Pi como se los daban todos en el curro…
Como curiosidad, en ningún momento se siente uno observado ni vigilado pero al acercarnos a la tienda – y hablo de a unos 20m – mi pase de visitante se había quedado escondido en mi chaqueta… Pues apareció una guardia de la nada a pedirme si lo llevaba puesto ya que aquello era una zona restringida. Se lo mostré y nos dejó seguir hacia la tienda.
Terminada nuestra mañana en Apple y Google, volvimos hacia San Francisco porque teníamos programada nuestra visita a los Twitter HQ que están en pleno Market Street, la zona más céntrica y de moda de la ciudad.
A decir verdad, los cuarteles generales de Twitter están muy bien ubicados si eres un trabajador suyo (solo tienes que ir a Market St., una de las calles más comerciales de San Francisco) pero bastante mal desde un punto de vista empresarial ya que están alejados de casi todo el resto de empresas tecnológicas. Tiene decenas de tiendas de moda cerca, pero pocas oficinas de empresas del sector.
El caso es que gracias a que Pilar trabaja codo con codo con Ana Gómez de Twitter España, nos pusieron en contacto con Mónica Quiroz, que trabaja en Twitter San Francisco desde hace bastantes años para la parte de gestión de comunidad y traducciones. Así que tras unos mails y una Quore de regalo, nos enseñó las oficinas. Twitter está en un edificio gigantesco en el que ocupa unas cuatro plantas completas, incluyendo la azotea, además es uno de esos edificios dobles y como os podréis imaginar, primero entramos al que no era… Pero bueno, luego fuimos al correcto, nos hicimos las fotos de visita para publicarlas en la cuenta @Twisitor de rigor (es un detalle porque en la entrada de la sede hay una máquina en la que posas y publica un tweet con la foto directamente) y tras acreditarnos, Mónica nos hizo de guía.
Hey, it's @carballo and @pilarmr at @TwitterSF! pic.twitter.com/bS47x80PL0
— Twisitor (@twisitor) August 31, 2015
Por hacer una comparativa: Twitter HQ es como GooglePlex pero en vertical. Donde en Google coges una bici, en Twitter vas en ascensor. Eso si, todo está pensado con un gusto de diseño superior, muy superior. Hay muchísimas zonas habilitadas como espacios muy distintos, desde zonas con un montón de monitores y webcams para hacer reuniones con gente a la otra punta del planeta hasta cafeterías, zonas con tentempiés o bibliotecas. Al ser un edificio todo tiene mucho más rollo de oficina pero la libertad de movimientos y cosas que se pueden hacer allí además de trabajar es enorme.
Paseamos por toda la sede viendo las distintas zonas, un detalle curioso es la zona en la que hay expuestas varias estatuillas con grandes hitos de la compañía. Hitos internos, como cuando el Batkid salvó San Francisco o cuando Ellen Degeneres casi revienta sus servidores con el famoso selfie. Twitter HQ es tal vez más serio de lo que uno espera pero cumplen con creces con lo que entendemos que deben ser las oficinas principales de una “startup”.
Una cosa que nos chifló fueron las máquinas expendedoras en las que cualquier empleado puede “comprar” todo tipo de cosas con su identificación. Entrecomillamos comprar porque en realidad no lo compra, es material gratuito para que realice su trabajo. Ojo, hablamos de teclados Apple, webcams Logitech y cosas así, en la calle lo más barato de esas máquinas costaría 80€, allí se te da para que hagas tu trabajo y que esté en una máquina expendedora sólo es por no tener un “departamento técnico” al que pedirle material. Le preguntamos a Mónica cómo hacían para que la gente no cogiera material para toda la familia y al igual que en Google nos respondió algo tremendamente lógico: si malgastas material sin justificarlo te despiden, ¿querrías ser despedido de aquí? Ni. De. Coña.
Security George, el portero que toda empresa quiere tener
Sin comerlo ni beberlo Mónica nos presentó la que tal vez fue una de las grandes sorpresas no esperadas de nuestro viaje por San Francisco y USA 2015: Security George. Todos adoramos a Security George. Este señor es un crack. Este portero/seguridad de Twitter es toda una institución en si mismo y su historia bien merece un post en muchos blogs pero la verdad es que no la conocíamos y tampoco hemos encontrado información después.
Veamos, Twitter debe tener en su cede cerca de 500 empleados aproximadamente, pues George se las ha ingeniado para saludar a todos y cada uno con su nombre. A todos. ¡A los 500 que ha llegado a tener, desde el primer día en que la empresa se fundó hasta el último! Párate a pensar si conoces los nombres de todos los trabajadores dónde trabajas y de los negocios/departamentos adyacentes hasta llegar a las 500 personas. Pues George sí. Y no solo eso, además tiene un saludo “especial” en plan el del Principe de Bel’Air que lo convierte en una persona muy icónica.
Tan icónica que Mónica nos contó que en realidad Security George era el trabajador de otra empresa y asignado como portero de las anteriores oficinas de Twitter, donde ya se sabía el nombre de todos sus empleados y que al cambiarse de oficinas había un pequeño runrun de que en la mudanza perderían a George… Así que los jefazos, al presentar las nuevas oficinas a todos los empleados y con la perdida de George ya interiorizada… anunciaron que habían contratado a Security George para sus nuevas oficinas. Vítores es poco para definir lo que se llevó Security George al salir al escenario. Lo dicho, uno de esos iconos surgidos de la nada que toda empresa quiere tener.
Twin Peaks
Salimos de los Twitter HQ y aún quedaba un buen rato de sol por delante así que decidimos pasarnos por una de las joyas de San Francisco, Twin Peaks. Unas montañas bastante escarpadas que se encuentran en medio de la ciudad a las que hay que subir por una pendiente muy loca (más si cabe que las ya subidas en San Francisco) y que ofrecen una de las mejores vistas de todo San Francisco.
A decir verdad, subir a Twin Peaks es casi obligado, pero no es algo que necesite más de 20 o 30 minutos para ser disfrutado con todo su esplendor ya que lo único que se puede hacer allí es disfrutar del horizonte. Es gracioso, eso si, dar la vuelta a las dos cumbres de las montañas con el coche, es como hacer un 8 con una carretera que llega hasta una altura absurda de las montañas. ¿Porqué? Pues porque son un icono de la ciudad y ya está. Así que nos hicimos unas cuantas fotos, nos congelamos un poquito porque allí arriba hacía un viento importante y nos fuimos a Presidio Hill, otra zona con unas vistas increíbles que no quedaba lejos.
Presidio Hill para ver el Golden Gate y la zona turística del puente
Volvimos al coche y condujimos hacia la zona de Rob Hill, en el barrio de Presidio y tras varias vueltas por aquella zona, que parece más bien un bosque dentro de la ciudad, conseguimos encarrilar el Lincoln Blv. una carretera que de dos carriles que bordea un enorme acantilado y que ofrece unas vistas increíbles del puente y el Océano Pacífico por la tarde. Allí hay varias zonas donde se puede dejar el coche en el arcén pero la joya de la corona la encontramos en el mirador que hay a la altura de Battery Saffold, tras unas cuantas fotos en el parque pasamos al clásico mirador del Golden Gate, en el que por la tarde se puede ver el puente con una iluminación increíble (desde el océano) y además se puede ver la niebla entrando en la bahía de San Francisco.
Esta zona no sale en las guías pero nosotros fuimos tras darnos cuenta desde otro mirador que aquellas montañas serían un muy buen lugar para ver el puente.
Cuando nos cansamos de hacer fotos bajamos hasta la parte donde se inicia el puente en el que hay un pequeño aparcamiento y una cafetería, la foto que encabeza este post es de allí. No estuvimos mucho rato allí ya que cuando estás justo en la base del puente no se lo puede admirar con todo su esplendor, la verdad. Leímos algunos carteles que explicaban su construcción y dan algunos datos curiosos al visitante y nos fuimos a cenar y a dormir. ¡Menudo día por San Francisco y Silicon Valley!